Los niños dotados de una capacidad intelectual superior a la normal o que so conocidos popularmente como superdotados, suelen presentar frecuentemente problemas de índole afectiva y emocional.
El evidente desfase entre su edad intelectual y la biológica provoca en estos niños problemas serios a la hora de adaptarse a su realidad cotidiana, especialmente en lo que hace referencia al apartado social y relacional.
Dicho de otro modo, su magnífico rendimiento individual contrasta con un pésimo rendimiento colectivo.La falta de interés en el proceso educativo del niño suele presentarse como uno de los factores desencadenante de este tipo de problemas.
Básicamente, casi todos los métodos educativos basan su éxito en la repetición, lo que en niños de cierto nivel intelectual desemboca en aburrimiento y, como consecuencia de ello, la ausencia total de interés.
El núcleo familiar cobra en estos casos una relevancia realmente definitiva, puesto que constituye el reducto de confianza del niño y definen la actitud con que éste afronta su integración en el entorno social. Por otro lado, los problemas del niño terminan afectando a todos los miembros de la familia.
La labor terapéutica consiste en abordar todos los síntomas como el estrés, angustia, ansiedad, con la intención de afrontarlos de forma colectiva en familia para conformar así una base sólida de apoyo, sobre la que el niño se sienta seguro, a la hora de “salir al exterior”.
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